Donde se desaconseja el estudio y la lectura.

(Discurso escrito para la graduación de mis alumnos y alumnas de 4° de ESO. Lo publico aquí a petición de muchas personas)

Es fácil escribir un discurso de graduación de circunstancias, es decir, lleno de buenos deseos, recuerdos divertidos, felicitaciones y palmaditas en la espalda. Yo no voy a hacer eso porque para mí es muy difícil.

Muy al contrario, os voy a transmitir una propuesta que, al parecer, será del gusto de un buen número de estudiantes: os voy a desaconsejar absolutamente el estudio y en especial la lectura. Un pajarito me dijo que os martirizaba mucho leer los libros que elegís libremente y que os apetecen, y escribir un informito cada quince días para nuestras clases. Ay, pobres.

Leer está absolutamente contraindicado. Muchas personas harán muy bien en no leer nunca nada, para ser así dóciles y felices, de manera que se conformen con lo que les den. ¿Quién quiere pensar, habiendo ya inteligencias artificiales a las que encargárselo? En todo caso, otros ya pensarán por nosotros y nos dispondrán el mundo a su conveniencia. ¿Para qué molestarse?

Es muy bueno no pensar nada ni en nada. ¡Mindfulness a lo bestia! Así, las gentes pueden conformar un rebaño unánime y, a cambio del pasto, podrán ofrecer sus vidas y las de sus hijos a la magnanimidad de los pastores y las necesidades de los carniceros.

No penséis y no busquéis en la vida un sentido, una dirección, sino las que os manden seguir amablemente.

No leáis, para que vuestro ocio no sea exigente y podáis satisfacerlo con opciones masivas y baratas.

Os podréis perder tranquilamente el universo de satisfacciones, maravillas e inquietudes que concede la lectura frecuente. Al desconocerlo, no lo echaréis de menos.

Además, vuestro registro verbal se mantendrá en un nivel básico y no podréis nombrar ni reconocer muchos trastornos y desasosiegos que atravesará vuestro espíritu, puesto que es humano. Os privaréis de referencias de conducta y desconoceréis la manera que han tenido de tratar con el mundo y sus conflictos otras personas inteligentes, hombres y mujeres. Estaréis desorientados, pero os creeréis superespeciales.

No leáis. Que no lea nadie. Si te entran ganas, espera a que se te pase. Coge el móvil, enchúfate a una red social, instagramea, tictoquea o lo que cumpla para que una legión de fotos, vídeos, memes y otras distraccionzuelas atrapen tu interés, desvíen tu cuidado y empachen tu espíritu con asombrosas dosis de vacío. La insatisfacción será tu compañera; pero acaso ni te des cuenta de eso porque, al no saber nada, tampoco percibirás que tu vida se escapa sin dotarla de profundidad y consistencia.

¿Cuál es la otra alternativa? La otra es la verdadera inconformidad, la rebeldía. Estudiar, formarse, leer, alejarse de los comportamientos masivos que promueve nuestra sociedad de consumo. Aprender a ser lo que quieres ser. Hazte alguien mediante tu formación profesional o con tu bachillerato. Lo importante es trazarse un camino y completarlo.

Cada cual tiene sus capacidades; cada cual, sus desafíos. Aceptar esos retos de la vida es parte de su sabor. Renunciar a superarlos —insisto en que cada cual según sus capacidades y sus objetivos— conlleva perderse la intensidad y la luz que la vida nos ofrece.

Alguna vez he dicho a mis alumnos o alumnas que la diferencia entre formarse y no hacerlo es la que hay entre formarse y conformarse. Es la diferencia entre que declares «Yo hago esto» y que te digan «¡Tú! Haz esto». Hay quien prefiere esa dependencia, que —tomada en libertad— es siempre respetable. Yo no os la aconsejo. La independencia, la capacidad de decisión, la forja de la voluntad son tesoros que nos acompañan siempre, aunque —como tesoros que son— siempre cueste algún esfuerzo adquirirlos.

El camino en el que estáis, el de la formación de vuestras capacidades y vuestra personalidad, es el correcto. Es el más sensato y, a la larga, el más provechoso. Tanto los que emprendéis Bachillerato como los que optáis por Formación Profesional —e incluso los que repitáis el curso, si ya va aprendida alguna lección—, os halláis en el proceso de componer vuestras personas. Eso es lo que importa.

El otro camino, el que aconsejaba al principio a quien no quiera complicarse la vida y para ello la elija básica y llana, sin obstáculos molestos, acaso sea el más fácil. También es el más duro y el menos gratificante.

Elegid.

(Photo by Cristian Benavides on Pexels.com)


Una respuesta a “Donde se desaconseja el estudio y la lectura.”

Deja un comentario